lunes, 7 de marzo de 2011

Magia

Decía Jorge Blass, uno de los ilusionistas de mayor reputación del panorama internacional, en un artículo que leí recientemente que “El buen mago es aquel que logra implantar en la mente de los espectadores la sensación de haber visto algo único e increíble”, esta frase de valor incontestable en el mundo de la magia es perfectamente extrapolable al mundo del liderazgo.


El liderazgo comparte algo con el ilusionismo, más bien con la síntesis de la palabra, el líder debe de crear ilusiones y gestionar las mismas, y como dice en parte Jorge Blass debe de implantar en la mente de sus subordinados la sensación de participar en un proyecto único e irrepetible.

La ilusión forma parte fundamental de la motivación, de hecho el percibir, como decía en el párrafo anterior, que participamos de un proyecto único e irrepetible genera una serie de conductas y de corrientes dentro del individuo y de la persona que motiva tanto a nivel individual como a nivel grupal, “La ilusión es parte de la motivación”

Por lo tanto el ilusionismo, al más puro estilo de magia en Las Vegas, no es para nada desdeñable como cualidad de un gran líder. El líder debe de ser un mago que genere ilusiones, pero también que sepa manejar el tiempo, crear trucos, ideas y proyectos respaldados por el trabajo, la disciplina, ser previsor tener alternativas por si el “truco” o proyecto falla.

Decía Jorge Blass que todas las anteriormente citadas eran cualidades de un gran mago, a esto sólo me cabe añadir que también son características de un gran líder

En conclusión los líderes también deben ser creadores de ilusiones

1 comentario:

  1. Leyendo la entrada he asociado ideas y me he acordado de los que dicen expertos en desarrollo vital (no les llamo gurús porque para algunos este término es despectivo y no es mi intención). Estos, proclaman que a medida que avanza tu vida, en esta caso laboral, todo encaja com piezas de un puzzle.

    Un director de operaciones me dijo que los promotores de una empresa que me fue encargada montar desde cero, no estaban ilusionados con el proyecto que estaba en marcha y dando beneficios. Que les faltaba eso, ilusión. Cambie mi forma de enfocar las reuniones con ellos. Y al poco tiempo me noté más "respetado", que me atendían mejor. Que era más "lider" ante sus ojos.

    Y por otro lado las personas que me he encontrado en mi vida laboral y que he considerado líderes han sido las que me han ilusionado. Y nunca con demasiados fuegos artificiales.

    Todo encaja como un puzzle.

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