Desde un punto de
vista estrictamente político, desde una visión meramente descriptiva de la
realidad social: ¿Hitler es un líder? Muchas veces se responde con un rotundo sí.
Hitler es un hombre con carisma que cautiva, persuade, y moviliza a la masa
otrora dormida y anémica; pero la pregunta es ¿sobre qué bases edificó Hitler
su acción de gobierno?, y ¿qué valores o principios inspiraron la filosofía de su
régimen? La violencia y el racismo envuelto en el terror y la inseguridad de un
pueblo: Hitler es uno de los ejemplos más tétricos de liderazgo.
Hitler es sólo un
triste ejemplo, casos abundan por doquier.
¿Qué hay detrás de
estos caudillos fuertes y autoritarios? ¿Cuál es la palabra mágica que explica
su influencia y dominio sobre los demás?
Según el RAE Carisma en
su primera acepción: Especial capacidad de algunas personas para
atraer o fascinar.
Carisma es un vocablo
bastante equívoco, si por carisma se entiende al talento habitual o natural,
casi innato, para ciertas actividades o profesiones. Siendo para muchos sinónimo
de inteligencia casi sobrenatural, los cautivados por el poder mágico de un líder
carismático le rinden culto a su personalidad.
La crítica del líder
carismático es el autoritarismo y mesianismo de unos pocos y la docilidad y
sumisión de tantos, considerándose un regalo de nacimiento para pocas personas.
Con dichos ejemplos de la realidad se intenta demostrar
que existe una
confusión en pensar que verdadero líder es aquel a quien siguen y obedecen, sin
importar cuáles son los valores que guían la conducta del líder.
El liderazgo
paternalista, basado en la benevolencia en virtud de la cual
el líder trata a sus súbditos como niños, es el mayor despotismo concebible que
destruye toda libertad. El hombre que es dependiente de otro ya no es hombre,
ha perdido su sitio, no es más que la posición de otro hombre. Es la fractura
más grave que impide o retrasa la llegada de una vida libre.
En cuanto a la
versión maquiavélica del liderazgo, es importante recalcar que la misma
se caracteriza por ser un liderazgo situacional meramente oportunista.
Maquiavelo no deja margen de duda: considera que no es necesario ser príncipe de
verdad con cualidades como lealtad, caridad, religiosidad, pero sí es muy
necesario aparentar que se las posee.
En el tiempo que
corre más vale parecer honrado que serlo en efecto, y para disipar cualquier
resto de duda, concluye Maquiavelo, todos pueden ver lo que parece, pero pocos saben
lo que eres, y esos pocos no se atreven a ir en contra de la opinión de los muchos
que están respaldados por la autoridad del
Estado.
Se trata en
definitiva de un liderazgo basado en un único valor: "el poder", en
el cual no importan los medios sino el fin. En consecuencia, lo importante es triunfar
no importa cómo, ya que el triunfador siempre tendrá la razón.
Los verdaderos
líderes deben fomentar, expresar y defender la ciudadanía y los valores
humanos.
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